Se supone que por medio de estos papas, el pontificado ha sido
inspirado por el Espíritu Santo desde la época de Pedro... Para
contrastar datos no tienen más que ir a la enciclopedia católica en
Internet, o a cualquier enciclopedia de historia de la Iglesia.
El papa Sergio II que reinó del 904 al 911 obtuvo la oficina papal por
medio del asesinato. Los anales de la iglesia de Roma hablan sobre su vida
en pecado con Marozia, la conocida prostituta de esa época quien le
engendró varios hijos ilegítimos. Este papa es descrito por Baronio y
otros escritores eclesiásticos como un monstruo y por Gregorio como un
criminal aterrorizante. Dice un historiador: “Por espacio de siete ajos
este hombre ocupó la silla de san Pedro, mientras que su concubina,
imitando a Semíramis madre, Reinaba en la corte con tanta pompa y
lujuria, que traía a la mente los peores días del viejo Imperio”
(Italia Medieval, pag. 331) Refiriéndose a otra, dice: “Esta mujer
-Teodora de nombre, junto con Marozia, la prostituta del Papa. llenaron la
silla papal con sus hijos bastardos y convirtieron su palacio en un
laberinto de ladrones.” Y así, comenzando con el reino del papa Sergio,
vino el periodo (904-963), conocido como “el reinado papal de los
fornicarios”.
Teodora hizo papa a Juan X (914-928). Este había sido enviado a Ravena
como obispo, pero para satisfacer sus deseos carnales, lo hizo volver a
Roma y lo hizo nombrar papa. Su reinado tuvo un fin súbito, cuando
Marozia lo asesinó.
Marozia queria deshacerse de Juan X para, de esta manera, poder llevar a
Juan IV (928-929), al oficio papal. Su reinado fue muy breve, pues éste
también fue asesinado por Marozia cuando ésta se enteró de que éste
había entregado su cuerpo a una mujer más descarada que ella.
Poco después llevó a su propio hijo ilegítimo (Hijo del papa de Sergio
III) al trono papal. ¡El muchacho era todavía un adolescente! Tomó el
nombre de Juan XI.
Pero durante un altercado con los enemigos de su madre fue azotado y
puesto en prisión dónde lo envenenó y murió. En el año 955 el nieto
de la prostituta -después de varios encuentros sangrientos- pudo tomar el
trono pontificio bajo el nombre de Juan XII. Llegó a estar tan corrompido
que los cardenales se vieron obligados a hacer cargos contra él. Este
rehusó presentarse para contestar a las acusaciones y en vez de esto
¡los amenazó con excomulgarlos a todos! Aún así le hallaron culpable
de varios crímenes y pecados, incluyendo los siguientes: hizo prender
fuego a varios edificios, bebió un brindis dedicado al demonio, jugó a
los dados e invocó la ayuda de los demonios, obtuvo dinero por medios
injustos y fue enormemente inmoral. Tan viles fueron sus acciones, que
incluso el noble obispo católico de Cremorne, Luitprand, dijo de él:
“Ninguna mujer honesta se atrevía a salir en público, porque el papa
Juan no tenía respeto a mujeres solteras, casadas o viudas, puesto que
él faltaba al respeto a las tumbas de los santos apóstoles Pedro y
Pablo”.
Levantó la ira del pueblo al convertir el Palacio Laterano en “una casa
de prostitución pública” (Patrologine Latinae Vol. 136, pag. 900) y
fue descrito por el Liber Latinaes (Vol.2 p.246) con las siguientes
palabras: “Pasó toda su vida en adulterio”. Finalmente, su vida
terminó mientras cometía adulterio: el furioso esposo de 1a mujer 1o
mató (Italia Medieval p.331-336)
El papa Bonifacio VII (984-985) mantuvo su posición a través de
cuantiosas distribuciones de dinero robado. El obispo de Orleans se
refirió a el (y tambien a Juan XII y León VIII), como “monstruos de
culpabilidad, llenos de sangre y suciedad” y como “anticristos
sentados en el templo de Dios”. Además, Bonifacio fue un asesino. Hizo
que el papa Juan XIV fuera encarcelado y envenenado. Cuando el papa Juan
murió, el pueblo romano arrastró su cuerpo desnudo por las calles. La
sangrienta masa humana qué había Sido un papa, fue dejada a los perros.
A la mañana siguiente, sin embargo, algunos sacerdotes lo enterraron
secretamente. (Enciclopedia católica. El otro lado de Roma. p. 115).
Bonifacio asesinó al papa Benedicto VI estrangulándolo. El papa
Silvestre II lo llamó “un horrendo monstruo que sobrepasó a todo
mortal en su maldad” (Sacrorum Conciliorum Vol. 19, p.132). Pero,
evidentemente, el papa Silvestre no era mucho Mejor, pues la Enciclopedia
católica dice qué “... el pueblo Le consideraba como un mago pactando
con el diablo” (Vol. 14, pag. 372)
Enseguida, vino el papa Juan XV (985-996) quien dividió las finanzas de
la Iglesia entre sus familiares (Liber pontificalis vol.2 p.246) lo que le
trajo la reputación de ser codicioso, de torpes ganancias y corrompido en
todas sus açciones (Annali d'Italia Vol.5 p.498)
Benedicto VIII (1012-1024) “compró el oficio de papa por medio de
chantaje”. El siguiente papa, Juan XIX (1024-1033) también compró el
papado y pasó por toda la escala de títulos eclesiásticos reconocidos,
en un solo día. Después de esto, Benedicto IX (1033-1045) fue elegido
papa, siendo apenas un niño de 12 años, por medio de arreglos
monetarios Con las poderosas familias que manejaban a Roma.
Este papa-niño creció en la maldad y “cometió homicidios y adulterios
en pleno día; hizo robar a peregrinos en las catacumbas de Los mártires.
Fue un horrendo criminal a quien el pueblo desterró de Roma” (Italia
Medieval p.349).
Finalmente, la compra y venta del cargo papal Se hizo tan común y la
corrupción tan pronunciada que los gobernantes seculares tuvieron que
intervenir en el nombramiento de los papas. Enrique III, emperador de
Alemania, eligió a Clemente II (1046- l047), que era un clérigo alejado
de la corte papal porque ningún sacerdote romano pudo ser hallado
limpio de corrupción de simonía y de fornicación, declaró un
historiador (Italia Medieval p.349) Muchos de los papas fueron asesinos,
pero sin duda alguna Inocencio III (1194-1216) sobrepasó a todos sus
predecesores en homicidios. Durante su reinado, Inocencio (el cual era
todo menos “inocente”), hizo asesinar a más de un millón de
supuestos “herejes” (Cruzadas contra los Valdenses, Albigenses y
Cátaros). El promovió la más infame y diabólica acción en La
historia de la humanidad: La Inquisición. Por espacio de más de 500
años, los papas usaron la Inquisición para poder mantener el poder.
Solamente Dios sabe cuántas personas fueron asesinadas al no estar de
acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia Católica Romana.
El papa Bonifacio VIII (1294-1303) otro de tan negra lista medieval
practicó la brujería (Durant vol. 6, p.232), llamó mentiroso e
hipócrita a Cristo, profesó ser ateo, negó la vida futura y fue un
homicida y un pervertido sexual. Oficialmente dijo Lo siguiente: “EI
darse placer a uno mismo, con mujeres o con niños, es tanto pecado como
frotarse las manos” (Historia de los Concilio de la Iglesia, Libro 40,
art. 697). Y, aunque parezca imposible, él fue quien escribió la bula
Unam Sanctam, en la cual declaró oficialmente que la iglesia católica
es la única y verdadera iglesia; fuera de La cual nadie puede salvarse
Fue este papa tan inmoral quien declaró oficialmente: “Nosotros
afirmamos y declaramos definitivamente que es necesario para la
salvación, que todo ser humano sea sujeto al pontífice de Roma”. Fue
durante el reinado de este papa, cuando Dante visitó Roma. Describió el
Vaticano como el “alcantarillado de la corrupción”, y puso a
Bonifacio (junto con los papas Nicolás III y Clemente V) en las
profundidades del infierno. Durante el período de 1305 a 1377, el palacio
papal estuvo situado en Avignon (Francia). Durante esta época, Petrarca
declaró que dicho establecimiento papal era un lugar de violación,
adulterio y toda clase de fornicación. Y debido a que Los papas eran tan
inmorales, no debemos sorprendernos de que los sacerdotes no fueran mejor
que ellos. Como consecuencia, en muchas parroquias Los feligreses
insistían en que los sacerdotes tuvieran concubinas como protección para
sus propias familias. En el Concilio de Constanza, tres papas y algunas
veces cuatro, se insultaban todas las mañanas, acusándose los unos a Los
otros de anticristos, demonios, adúlteros, sodomitas, enemigos de Dios y
del hombre. Uno de estos papas, Juan XXII (1410- 1415), compadeció ante
el Concilio para dar cuenta de su conducta. Fue acusado por 37 testigos
(obispos y sacerdotes, en su mayoría) de fornicación, adulterio,
incesto, sodomía, hurto y homicidio. Y se probó con una legión de
testigos que había seducido y violado a 300 monjas. Su propia secretaria,
Niem dijo que en Bolonia mantenía un harén donde no menos de doscientas
muchachas habían sido víctimas de su lujuria. Por todo ello el Concilio
Lo halló culpable de 54 crímenes de la peor categoría; le depuso del
papado, y, para no verse condenado a lo que se merecía, el indigno papa
optó por huir.
El registro oficial del Vaticano ofrece de ese hombre esta información
sobre su inmoral reinado: “Su señoría, papa Juan, cometió perversidad
con la esposa de su hermano, incesto con santas monjas, tuvo relaciones
sexuales con vírgenes, adulterio con casadas y toda clase de crímenes
sexuales... entregado completamente a dormir y a otros deseos carnales,
totalmente adverso a La vida y enseñanzas de Cristo... Fue llamado
públicamente el Diablo encarnado”. Para aumentar su fortuna, el papa
Juan puso impuestos a todo, incluyendo la prostitución, el juego y La
usura. Se le ha llamado con frecuencia “el más depravado criminal que
se haya sentado en el trono papal”.
Del papa Pío II (1458-1464) se dice que fue el padre de muchos hijos
ilegítimos. Hablaba en público sobre los métodos que usaba para seducir
a Las mujeres, aconsejaba a los jóvenes y hasta ofrecía instruirlos en
métodos de auto indulgencia. Pío fue seguido de Pablo II (1464-1471),
quien mantenía la casa llena de concubinas. Su tiara papal estaba tan
cuajada de joyas, que sobrepasaba el valor de un palacio.
Vino después el papa Sixto IV (1471-1484),éste tuvo dos hijos
ilegítimos de su manceba Teresa a Los cuales hizo cardenales. Financió
sus guerras vendiendo posiciones eclesiásticas al más alto postor y usó
el papado para enriquecerse él y sus familiares. Hizo cardenales a ocho
de sus sobrinos, aunque algunos de ellos era aún niños. En cuanto al
lujo y extravagancias, rivalizó con los césares. El y sus familiares
sobrepasaron a las antiguas familias romanas tanto en riquezas como en
pompa.
El papa Inocencio VIII (1484-1492) tuvo dieciséis hijos de varias
mujeres. No negó que fueran sus hijos engendrados en el Vaticano. Como
muchos otros papas, multiplicó los oficios clericales y los vendió por
vastas sumas de dinero. incluso permitió corridas de toros en la plaza de
San Pedro.
Vino más tarde Rodrigo Borgia, quien tomó el nombre de Alejandro VI
(1492-1503) y ganó su elección al papado mediante chantajes con los
cardenales, práctica común en aquellos días. Antes de ser papa, cuando
aún era cardenal y arzobispo, vivió en pecado con una mujer llamada
Vanozza dei Catanei y después con la hija de esta, Rosa, con la cual
tuvo cinco hijos. En el día de su coronación nombró a su hijo -joven de
temperamento y hábitos viles- como arzobispo de Valencia. Vivió en
incesto público con sus dos hermanas y con su propia hija y era el padre
y amante de su hija Lucrecia, de quien se dice tuvo hijo. El 31 de
octubre de 1501 realizó una orgía sexual en el Vaticano, que no ha
tenido parangón alguno en los anales históricos de la humanidad
(Diarium, Vol.3, pag.167)
En cuanto al papa Pablo III (1534-1549), incluso la revista de signo
católico Life dijo que siendo cardenal había tenido 4 hijos y en el día
de su coronación celebró el bautismo de sus dos bisnietos; que eligió a
dos de sus sobrinos adolescentes como cardenales, realizó festivales con
cantantes, bailarinas, bufones y buscó ayuda de astrólogos.
El papa león X (1513-1521) fue elegido para 27 oficios diferentes
clericales antes de tener 13 ajos de edad. Fue enseñado a considerar Ios
cargos eclesiásticos sólo como un medio de ganancia. Con su producto
compró el cargo y declaró que el quemar a herejes era una orden divina.
Fue durante esos días que Martín Lutero, siendo aún sacerdote de la
iglesia Romana, viajó a Roma. Al ver por primera vez la Ciudad de las
Siete Coli nas, cayó al suelo diciendo: “Santa Roma, te saludo”. No
había pasado mucho tiempo en dicha ciudad, cuando pudo darse cuenta de
que Roma era todo menos una ciudad santa. Pudo ver que la iniquidad
existía en todas las clases del clero. Los sacerdotes contaban chistes
indecentes y usaban palabras profanas, incluso en la misa. Lutero
describió a los papas de la época como peores en su conducta que los
emperadores paganos y explica que los banquetes de la corte papal eran
servidos por doce mujeres desnudas. “Nadie puede imaginarse los pecados
tan infames y los actos que son cometidos en Roma -dijo- tienen que ser
vistos y escuchados para ser creídos. Tanto es así, que se acostumbra
adecir; “Si hay un infierno, Roma está construida sobre él''.
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