Escritores paganos
A principios del siglo II se habla de los llamados "cristianos", como aquellos que profesan la fe en Cristo, considerado como Dios.
Así la carta que el historiador Plinio el Joven, procónsul de Bitinia, escribe en el año 112 al emperador Trajano que "los cristianos se reúnen un día determinado antes de romper el alba y entonan un himno a Cristo como a un dios"13 .
Está también Tácito que en sus Anales, hacia el año 115, habla del gran incendio de Roma, atribuido a Nerón en el 64, que culpaba a los cristianos de todo. Aquí está el texto: "Para hacer cesar esta voz, presentó como reos y atormentó con penas refinadas a aquellos que, despreciados por sus abominaciones, eran conocidos por el vulgo con el nombre de cristianos. Este nombre les venía de Cristo, el cual, bajo el reino de Tiberio, fue condenado a muerte por el procurador Poncio Pilato. Esta condena suprimió, en sus principios, la perniciosa superstición, pero luego surgió de nuevo no sólo en Judea, donde el mal había tenido su origen, sino también en Roma, a donde confluye todo lo abominable y deshonroso y donde encuentra secuaces" (15, 44)14
Suetonio, historiador del año 120, refiere que el emperador Claudio "expulsó de Roma a los judíos por promover incesantes alborotos a instigación de un tal Cristo"15 .
Escritores judíos
Flavio Josefo, historiador judío, en sus Antigüedades judías, escritas hacia el año 93-94, refiere que el "sumo sacerdote Anano acusó de transgredir la ley al hermano de Jesús (que es llamado Cristo), por nombre Santiago, y también a algunos otros, haciéndoles lapidar" (Antiquitates XX, 9, 1). Más explícito es otro pasaje: "Por aquel mismo tiempo apareció Jesús, hombre sabio, si es lícito llamarle hombre; puez hizo cosas maravillosas, fue el maestro de los hombres que anhelan la verdad, atrayendo hacia sí a muchos judíos y a muchos gentiles. Él era el Cristo. Y, como Pilato le hiciera crucificar por acusaciones de las primeras figuras de nuestro pueblo, no por eso dejaron de amarle los que le habían amado antes: pues Él se les apareció resucitado al tercer día después que los divinos profetas habían predicho de él estas cosas y otros muchos prodigios sobre su persona. Hasta hoy dura la estirpe de los cristianos, que tomaron de Él su nombre" (Antiquitates XVIII, 3, 3).
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